Película basada en el libro, del mismo nombre, de Mario Puzo. Fue la primera de una trilogía completada por El Padrino II (1974) y El Padrino III (1990). Ganadora de tres Premios Oscar en 1973, a la mejor película, mejor guión de Mario Puzo y Francis Ford Coppola y mejor actor para Marlon Brando.
Presenta un retrato preciso y profundo de una época y un ambiente, pero sobre todo es una crítica subrepticia a la sociedad norteamericana, las relaciones intrafamiliares, la práctica política y sus esquemas morales tratados sutilmente como trasfondo del guión mediante temáticas relativas al mundo de la mafia, la inmigración, la relación de pareja, los sistemas de dominación familiares, la violencia criminal y su asociación política, etc.
Parte del atractivo visual y estilístico de la obra consiste en la interpretación de la figura de Michael Corleone. En la secuencia inicial de la película Michael se nos presenta con rostro angelical, incluso Coppola emplea filtros especiales que reducen sus arrugas y combinados con la iluminación y el maquillaje nos enseñan un Michael mucho más joven, recién abandonada la adolescencia. El brutal cambio que se opera en su alma cuando asume la herencia de sangre de los Corleone se refleja también en su rostro, que en la última escena es ya el de un hombre maduro, complejo, que mira directamente a los ojos y miente con todo su corazón.
Se le ha criticado al director el ofrecer una imagen demasiado atractiva del mundo de la mafia.
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